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Género: desentendimiento versus abstinencia

por Mariana Bernasconi


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Texto presentando en Primer Encuentro Clínico Redpsicofem:

(2021)

 

Hay un grupo de psicoanalistas latinoamericanxs que se inquietan por la despatologización de la fluidez en la identidad de género y por los efectos del feminismo en las mujeres y las familias. Afirmando que incorporar una perspectiva de género en el psicoanálisis es corrección política, y por lo tanto, una decadencia de lo analítico (Ons, 2020). ¿Es escuchar lo epocal adaptarse a la corrección política? ¿Por qué hay tanta resistencia a escuchar y pensar sobre lo que emerge del género? ¿Qué significaría evitar la decadencia de lo analítico?

 

Es con estas preguntas en mente que nombro mi ponencia "género: desentendimiento versus abstinencia", en un intento de mencionar algo sobre mi experiencia incorporando la perspectiva de género en mi trabajo como psicóloga clínica y con la intención de nombrar los efectos del poder en el malestar.

 

La distinción entre desentendimiento y abstinencia  me parece fundamental para llevar a cabo una práctica clínica que no caiga en el "espiritualismo deseante", un concepto de la psicoanalista argentina Silvia Bleichmar que se refiere al psicoanálisis que enfatiza exclusivamente la determinación intrapsíquica de los fenómenos (Bleichmar en Tajer, 2019), olvidando que la política, la historia y la constitución de la psique están entrelazadas.

 

Mi intención es compartir a través de esta ponencia preguntas e ideas que han surgido del cruce entre la teoría y mi experiencia trabajando con adolescentes, disidencias y personas que han vivido violencia de género. Con el fin de destacar la relevancia del género como categoría de análisis en tres pilares: poder, identidad y creatividad.

 

Para comenzar a nombrar la importancia de la perspectiva de género me parece fundamental entender el género, siguiendo las nociones de la psicoanalista brasileña Patricia Porchat (2015), como un operador conceptual que analiza las relaciones de poder. En la medida en que reconocemos que la categoría de género produce efectos en términos de poder, reconocemos también que ciertos cuerpos, identidades y voces no son reconocidos o son desvalorizados, en función de su identidad de género. Con el vínculo entre género y poder en mente, propongo que el trabajo clínico que considera el género es una clínica que no confunde abstinencia con desentendimiento.

 

Esta distinción entre desentender y abstenerse es muy importante al pensar sobre la ética en el trabajo clínico y las cuestiones de género. Tajer (2017) retoma las enseñanzas de Silvia Bleichmar en relación a un psicoanálisis que no cae en un "espiritualismo deseante"; señalando que la abstinencia no es imponer el propio deseo, lo cual es diferente a abandonar una posición ética. Una clínica con perspectiva de género es una clínica que no ignora el género como categoría de poder.

 

En este punto es importante recurrir a las enseñanzas de la interseccionalidad: el género es una categoría que produce desigualdades de poder, y también se entrecruza con otras categorías como clase social, raza, etc. Es crucial mantener este punto a la vista, como nos advierte Silvia Tubert (2018), para recordar las formas en que las mujeres han ejercido poder sobre otrxs usando privilegios raciales, de clase, de orientación sexual o de edad. No todas las mujeres experimentan la misma opresión, ni compartimos las mismas experiencias.

 

En este marco, en el que reconocemos, primero, la importancia de la perspectiva de género como categoría de análisis que devela relaciones de poder, y segundo, somos conscientes de que el género no es la única categoría de poder que nos atraviesa como sujetos. Hay intersecciones entre género y poder que se han vuelto tangibles para mí desde mi experiencia clínica. Considerando primero el campo de lo cis heterosexual, desde trabajar con mujeres heterosexuales que han sufrido violencia de género por parte de hombres, hasta pensar en las dinámicas entre poder, género e identidad en personas que se identifican como cuir. Ampliando la mirada del enfoque de género desde lo que se conoce como Estudios de la Mujer, una propuesta teórica enfocada en la desigualdad entre lo femenino y lo masculino, para tomar los estudios de género como algo que produce una ruptura con el binarismo. Añadiendo a las dinámicas desiguales de poder, la cuestión de la identidad, lo abyecto y las posibilidades de creación.

 

GÉNERO Y PODER: EN LA HETEROSEXUALIDAD CIS

 

Jane Flax (1995), psicoanalista estadounidense, menciona que las relaciones de género han sido relaciones de dominación, donde el poder ha estado en manos de los hombres. ¿Qué efectos puede tener estar del lado de quienes no tienen control? ¿Qué efectos tiene el género en la clínica de la violencia? Siguiendo a Tajer (2016) podemos pensar en los efectos de la ausencia de poder sobre la capacidad de responsabilizarse por el síntoma. Tajer nombra como "paridad ciudadana" a esta base fundamental para la responsabilización

 

Obviamente no todas las mujeres que sufren violencia están en las mismas condiciones de poder desigual, como mencioné anteriormente hay otros factores en juego en las dinámicas de poder. Sin embargo, creo que es importante traer a colación el punto de Tajer para volver a la idea de abstinencia versus desentendimiento. Es fundamental para el trabajo clínico no desimplicarse de las condiciones que no permiten a una persona ejercer plena ciudadanía. En mi experiencia trabajando con mujeres en relaciones violentas, he aprendido la importancia de reconocer y lidiar con la falta de poder. Mujeres que no tienen ingresos, ni amigxs, no han terminado la educación media y tienen miedo de su pareja, su ex, el padre de sus hijxs.

 

Aquí es esencial no ignorar la falta de poder, y reconocer las implicaciones que tiene para la toma de decisiones. Generar redes, hacer posible el ingreso económico, proteger la vida a través de medidas legales. Estos son objetivos muy concretos, pero tienen un efecto profundo en la posibilidad de sentirse en control de la propia vida. Trabajar con perspectiva de género significa no ignorar la falta de poder.

 

No ignorar la falta de poder no significa equiparar la experiencia de todas las mujeres; no todas las mujeres tienen las mismas desigualdades de poder, ni están dispuestas (o son capaces) de obtenerlo de la misma manera. El riesgo de las directrices de "empoderamiento" es que anulan la singularidad de cada experiencia. No desentenderse de la falta de poder es buscar establecer los medios para una ciudadanía plena en la que pueda emerger la experiencia única de cada mujer.

 

GÉNERO Y PODER EN PERSONAS CUIR:

 

La desigualdad de poder en personas cuir se articula con la identidad y con el reconocimiento (o más bien la falta de reconocimiento). Generando malestares que son importantes de escuchar en el trabajo clínico.

 

Bornhauser (2020) señala que hay un vínculo entre la renuncia a pensar sobre ciertos determinantes, estableciendo a priori lo que puede ser y lo que no puede ser, y la seguridad. El género se ha construido como una certeza a la que hemos renunciado a pensar, una base identitaria que otorga seguridad. En lo cuir entra en juego una apertura sobre la identidad que resuena en quien observa, problematizando esa renuncia a pensar que nombra Bornhauser. El género ha sido uno de los aspectos centrales de la representación que cada unx tiene de sí mismx y una categoría desde la cual otrxs nos definen.

 

Patricia Porchat (2015) rescata la idea de Butler del género como categoría política, para pensar sobre la abyección y el cuerpo: ¿qué pasa con los cuerpos que desobedecen, que llevan a dudas sobre la seguridad con la que se marca la diferencia? Porchat responde: los cuerpos desobedientes son violentados. Violencia que intenta "normalizar" a quienes son diferentes. Violencia que es crucial no ignorar en el trabajo clínico, porque, en muchas ocasiones, es esta violencia la que genera el malestar por el que se llega a consultar. Malestar en torno a la falta de reconocimiento, la agresividad recibida al salir a la calle, los escupitajos, empujones, las amenazas. Malestar sobre las múltiples formas de violencia a las que están expuestxs diariamente por subvertir la certeza de lo que es masculino y femenino. Trabajar con perspectiva de género es no ignorar la violencia con la que la sociedad responde, y la angustia que emerge de la falta de reconocimiento.

 

La violencia sufrida por la desobediencia sexo-genérica está vinculada al efecto de dislocar la certeza sobre lo que es femenino y masculino. Propongo que tener una perspectiva de género implica confrontar la propia abyección. Estar abiertx a preguntas sobre el género implica estar dispuestx a lidiar con las repercusiones de cómo estas preguntas pueden desfigurar ciertas nociones que tenemos de nuestra comprensión de nuestro propio género.

 

Mi comprensión de la fluidez del género y el potencial creativo de la identidad se basa en mis experiencias escuchando a adolescentes. La adolescencia es un tiempo de cambios complejos, durante el cual surgen crisis de individuación, se buscan nuevas figuras de identificación fuera de la familia, y se movilizan las identidades de género y sexuales. Como señala Jean Jacques Rassiel (1999), ayudar a lxs adolescentes requiere menos proponer respuestas que tomar sus preguntas en serio, una posición que nos hace rápidamente darnos cuenta de que compartimos estas mismas preguntas éticas y ontológicas y que volver a las preguntas, podría hacernos cuestionar nuestras elecciones previas.

 

Esta pregunta devuelta resuena con las dificultades que se pueden encontrar al confrontar pacientes que se preguntan sobre el género. La negativa a pensar sobre el propio género bloquea la posibilidad de escuchar la pregunta de otrx, sin patologizar la pregunta misma. La pregunta sobre el género lleva a la pregunta sobre la identidad, Goldner señala: "¿Deberían haber límites a cómo diseñamos y habitamos nuestros cuerpos? ¿Nos pertenecen, o los tenemos prestados?" (37, p.445). "¿Qué no es identidad?" o, en otras palabras, ¿cuánta fluidez puede tolerar un ser humano en su identidad (corporal, sexual, de género) sin volverse locx o disociarse?" Parece que con respecto a la fluidez del género, el terror a la locura siempre aparece, bloqueando la posibilidad de escucha.

 

Como psicóloga trabajando con perspectiva de género, creo que reconocer los efectos de la falta de poder es crucial. Esto incluye la imposibilidad de ejercer plena ciudadanía, la angustia por falta de reconocimiento, y el miedo a la violencia. También significa tomar en serio las preocupaciones y malestares de quienes buscan nuestra ayuda. Aunque esto puede parecer obvio, las experiencias de pacientes que llegan a Redpsicofem buscando un espacio seguro me han mostrado que es importante nombrarlo. Hay espacios psicológicos que replican la violencia de la sociedad y se convierten en otro medio de control. Lxs psicólogxs clínicxs que trabajamos con perspectiva de género no debemos desentenderse de la realidad. En cambio, debemos ser capaces de escuchar y sostener los efectos de la violencia en lxs individuos. La clínica como un espacio para acompañar a las personas que buscan una forma de reclamar sus cuerpos e identidades, un espacio que no obtura la fluidez creativa de este proceso. Propongo que debemos inquietarnos por un psicoanálisis que insiste en ser ciego a los efectos del poder.

 

Referencias bibliográficas:

 

Bornhauser, N., & Quindeau, I. (2020). Actualidad Y Posibilidades Del Conflicto De Edipo en El Contexto Del Debate en Torno Al Binarismo Sexual. Consideraciones Traductivas en Torno Al Geschlecht. Revista Chilena de Literatura, 102, 249–272.

 

Flax, J. (1995). Psicoanálisis y feminismo. Pensamientos fragmentarios: pensamientos fragmentarios (Vol. 24). Universitat de València.

 

Ons, S. (2020). El sexo del Síntoma. Grama ediciones.

 

Porchat, P. (2015) "Corpo, gênero e abjeção: elementos para uma psicoanálisis queer", en Bocchi, J.C.; Castro, E.O. (Orgs.) Psicanálise e socieda de hoje (Coleção REVER -- Psicanálise Unesp n.3). Curitiba: CRV y São Paulo: Cultura Acadêmica, 2015. Artículo traducido por Angelita Casper.

 

Rassial, J. (1999). El pasaje adolescente: de la familia al vínculo social. Ediciones del Serbal

 

Tajer, D. (2017). Psicoanálisis, Memoria y Construcción política. Ponencia presentada en el 1er Colquio" Poniendo a trabajar.

 

Tajer, D. (2018). Hacia una clínica psicoanalítica postpatriarcal. GRADIVA, 10.

 

Tubert, S. (1996). Psicoanálisis, feminismo, postmodernismo. M. Burín & E. Dio-Bleichmar (Comps.), Género, psicoanálisis, subjetividad, 49-67.

 
 
 

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